Monday, September 23, 2013

Ley de Asilo y Beneficios Públicos para Asilados/Refugiados

Nosotros como americanos, presumimos del hecho que nuestro país es un refugio seguro para personas que son perseguidas en sus países de origen. Desde principios del siglo XIX, hemos tenido una historia conocida por permitir a miles de personas encontrar seguridad y esperanza dentro de nuestras fronteras, y florecer como miembros de nuestra sociedad. Sin embargo, nuestras leyes de asilo no reflejan este sentimiento. En 1996, por ejemplo, las leyes migratorias fueron cambiadas para requerir que las personas en búsqueda de asilo apliquen durante un año a partir del tiempo de llegada.

En muchos casos de asilo, individuos no saben que ellos califican y pueden aplicar por asilo durante un año de su entrada. Las experiencias traumáticas que muchos solicitantes pasan son suficientes en sí mismas para hacérseles  difícil aplicar dentro de un año. Actualmente, la Oficina de Asilo no reconoce esta realidad y se rehúsa a disculpar aplicaciones tardías a menos que exista una “circunstancia extraordinaria”.

Para que el asilo sea concedido, una persona debe (1) probar que es un refugiado mostrando que si regresasen a su país, ellos tendrían un miedo bien fundado de persecución debido a su raza, religión, nacionalidad, membresía en un grupo social en particular, o por su opinión política; (2) mostrar que ellos no son inadmisibles por alguna otra razón; y (3) corroborar su petición con evidencia.
Las personas en búsqueda de asilo, no solamente enfrentan obstáculos legales, sino que también enfrentan problemas logísticos aun después de que les ha sido concedido el asilo: Mientras que navegaba a través de docenas de páginas de internet del gobierno, hacía una tras otra llamada telefónica, y leía incontables memorándum consultivos en mi propia investigación en la ley de asilo, me di cuenta que requiere tremenda energía y dedicación aplicar para beneficios públicos como refugiado o asilado en los Estados Unidos.

En McCrummen Immigration Law Group, tenemos el conocimiento legal, experiencia y determinación para ayudar a solicitantes de asilo a navegar a través de los complejos procesos legales que de otra manera serian casi insuperables. Asimismo, tenemos diversos recursos en nuestro despacho para asistir a asilados en la obtención de beneficios públicos, incluyendo Seguro Social, Asistencia en Nutrición Suplementaria (TANF), Cuidado Médico, Vivienda Pública, Asistencia de Empleo, y Cuidado de Niños. Un excelente lugar para que los asilados encuentren información acerca de beneficios públicos son las páginas de internet y centros locales y estatales:
Programa de Reasentamiento de Refugiados en Missouri:

(La información de contacto varía de acuerdo a la región)

Programa de Refugiados en Kansas:

http://www.dcf.ks.gov/services/ees/Pages/Refugee/RefugeeAssistance.aspx
1-888-369-4777

Oficina de Reasentamiento de Refugiados; Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos

 
Si usted es una persona que le gustaría aplicar por asilo, pero la tarea le parece insuperable o arrolladora, usted debería contactar a un abogado de inmigración licenciado que sea miembro de la Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA). Nuestros abogados en McCrummen Immigration Law Group están adecuadamente versados en las leyes de asilo, y tenemos experiencia con casos complejos.
Por: Shane Wesley
The McCrummen Immigration Law Group, LLC

Friday, September 20, 2013

Asylum Law and Public Benefits for Asylees


As Americans, we take pride in the fact that our country is a safe haven for people who are persecuted in their homelands. Since the early nineteenth century, we have had a rich history of allowing thousands of people to find safety and hope within our borders, and to flourish as members of our society.  However, our asylum laws do not all reflect this sentiment.  In 1996, for example, immigration laws were changed to require that people seeking asylum apply within one year of their arrival. 
In many asylum cases, individuals do not find out that they qualify and can apply for asylum within a year of their entry.  The traumatic experiences that most applicants go through is enough alone to make it difficult to file within one year.  Currently, the Asylum Office does not recognize this reality and refuses to excuse delayed application unless there is some “extraordinary circumstance.”

To be granted asylum, a person must (1) prove that they are refugee by showing that if they return to their country, they have a well-founded fear of persecution on account of race, religion, nationality, membership in a particular social group, or political opinion; (2) show that they are not inadmissible for any other reason; and (3) corroborate their claim with evidence.
Not only do people seeking asylum face legal obstacles, they also face logistical problems even after they have been granted status:  As I waded through the dozens of government websites, made phone call after call, and read over countless advisories and memos in my own research on asylum law, I realized that it takes tremendous energy and dedication to apply for public benefits as a refugee or asylee in the United States.

At McCrummen Immigration Law Group, we have the legal knowledge, experience, and determination to help asylum applicants wade through the complex legal processes that would otherwise be nearly insurmountable.  We also have several resources in our office to assist asylees in obtaining public benefits, including Social Security, Supplemental Nutrition Assistance (TANF), Health Care, Public Housing, Employment Assistance, and Child Care.  A great place for asylees to find information about public benefits are local state websites and centers:

Missouri Refugee Resettlement Program:
http://www.dss.mo.gov/fsd/refug.htm
(Contact info varies by region)

Kansas Refugee Program:
http://www.dcf.ks.gov/services/ees/Pages/Refugee/RefugeeAssistance.aspx
1-888-369-4777

Office of Refugee Resettlement; U.S. Department of Human Health and Services
http://www.acf.hhs.gov/programs/orr/

If you are a person who would like to file for asylum, but the task seems insurmountable or overwhelming, you should contact a licensed immigration attorney who is a member of the American Immigration Lawyers Association (AILA).  Our attorneys at McCrummen Immigration Law Group are well versed in the laws of asylum, and we have experience with complex cases.
By: Shane Wesley
The McCrummen Immigration Law Group, LLC

Wednesday, September 11, 2013

Me Agrada Cory Monteith

Me gustaba Cory Monteith (Si, yo a veces veo GLEE). Cory era el tipo agradable llamado Finn Hudson en la popular serie de televisión alrededor de la Escuela Preparatoria Club Glee. El siempre proyectó ser un tipo agradable, de alguna manera ingenuo, un personaje de mariscal de campo de futbol americano. En la vida real, él era un actor y cantante talentoso, aunque no tenía un entrenamiento en canto formal. Él también tenía un problema de drogas y este mes él fue encontrado muerto como un resultado de una sobredosis de drogas a la corta edad de 31. Él había estado en rehabilitación de las drogas varias veces, la más reciente en abril de este año. Él era amado por sus fans.

Tributos para Cory Monteith, alias Finn Hudson, abundaron en la prensa y medios sociales después de su muerte. Tengo este mal hábito de leer los comentarios a los artículos que leo en el internet. Muchos de ellos son increíblemente estúpidos y escritos bajo seudónimos, asumo que es para que los escritores no tengan que listar sus verdaderos nombres y que todo el mundo observe cuan prejuiciosos y mal informados están en realidad. Algunas de las cosas más groseras que he visto ser escritas fueron respuestas de los lectores a los artículos noticiosos en el internet.
En el caso de Cory Monteith, por el contrario, no vi nada más que alabanza y un sentido de pérdida trágica de una vida tan joven  y talentosa. Esperaba por lo menos un comentario mordaz, pero no hubo ninguno. Nadie dijo, “obtuvo lo que merecía por usar drogas.” Nadie dijo que él merecía estar en la cárcel por “romper la ley y usar sustancias ilegales.” Pero él había cometido crímenes. El actuó a sabiendas de las posibles consecuencias de sus actos, pero nosotros pasamos eso por alto porque amábamos a Finn.

En contraste con los comentarios de los lectores que vemos cuando hay un artículo acerca de inmigración. Hay una falta de simpatía casi total para las personas en los Estados Unidos sin autorización legal. Aparentemente, no hay castigo para este predicamento que sea demasiado. La gente comenta rutinariamente que los inmigrantes no autorizados deberían ser puestos en fila  y disparados (o disparados desde helicópteros como cerdos salvajes como un legislador lo propuso),  que ellos deberían enfrentar destierro permanente de los Estados Unidos y sus familias, que ellos son los que han mermado nuestra sociedad, son tomadores egoístas de nuestro país que no tienen derecho a reclamos bajo la ley o ni siquiera a la dignidad humana. Aun inmigrantes traídos aquí desde su niñez (los “Soñadores”)  no están exceptos de la fuerte crítica expuesta en el internet.
En un caso en particular hace alrededor de un año atrás, una niña en el noroeste fue traída aquí desde pequeña, quitada de sus padres por parte del estado  y puesta en el programa de adopción (foster care), y eventualmente adoptada por una familia de ciudadanos americanos. La adopción fue realizada legalmente, pero la familia fracasó en entregar papeles con el servicio de inmigración para arreglar el estatus de la pequeña. Ellos aún preguntaron al servicio de inmigración en su momento si necesitaban entregar algo más, y ellos le dijeron que “no”.

Honestamente, estas son leyes muy complicadas y aún las agencias encargadas de ejecutarlas a menudo se equivocan. Así que los padres confiaron en eso y asumieron que su hija adoptiva era una ciudadana americana. Ella también creció creyendo que era una ciudadana americana – hasta que llegó el tiempo para que ella aplicara por su primer licencia de conducir y se dio cuenta que no tenía un certificado de nacimiento americano. Aún más, el servicio de inmigración decidió que ella no estaba autorizada a estar aquí y que debería ser deportada de regreso a un país que ella no conocía y cuyo lenguaje no hablaba.
Al oír esta trágica historia, un conocido en Facebook público que era bueno que finalmente el servicio de inmigración estuviera haciendo su trabajo al deportarla. Yo respondí que no era el trabajo de ninguna agencia del gobierno de los EEUU el separar a niños inocentes de sus familias. Y fui acusado de (y a menudo he sido acusado a partir de ahí) no dar la suficiente importancia o respeto a la ley, aunque soy un abogado.

En mi corazón me pregunto, ¿“Dónde está la lástima para esta pobre niña y su familia?” Cuando enfatizamos que ella no hizo nada malo, se nos dijo que es lamentable que ella tenga que sufrir las consecuencias de la negligencia de sus padres, pero la ley debe prevalecer. Si no la castigamos, otros inmigrantes se animarían a hacer lo mismo. El Inspector Javier de Les Miserables (“Los Miserables”) hubiese estado orgulloso.
Así que me pregunto, ¿cómo podemos ser tan perdonables y nada juiciosos del actor Cory Monteith, quien aparentemente no conocíamos tan bien, y podemos ser tan imperdonables de nuestros vecinos quienes están tratando de pasarla como el resto de nosotros? Estas personas viven en medio nuestro, trabajan en medio nuestro, adoran con nosotros. Ellos se han convertido parte de la tela de nuestra sociedad. Más de la mitad de las personas que están aquí sin autorización han estado aquí por diez años o más. Un alto porcentaje de ellos viven hogares de estatus mezclados- eso es, por lo menos un miembro de la familia está aquí sin autorización, pero otros miembros dentro de la unidad familiar son ciudadanos americanos.

Seguramente, hay una mejor solución que continuar deportando algunas 400,000 personas cada año, la mayoría sin ser criminales. El año pasado, alrededor de 80,000 padres de ciudadanos americanos fueron deportados de los EEUU. Es una crisis humanitaria de altas proporciones, pero ignorada por parte de tantos que los desestiman simplemente porque son “ilegales”. La ley puede decir que es requerido, pero eso no significa que es lo que es bueno para los EEUU.
Hay tantas razones por las que un camino a la legalización tiene buen sentido tanto económico como moral para los EEUU pero yo  no intento referirme a todas ellas en este blog. En su lugar quiero preguntar, ¿por qué nosotros pasamos tan fácilmente por alto las faltas de alguien como Cory Monteith, y tan vehementemente queremos castigar a los extranjeros entre nosotros, la mayoría de los cuales no han cometido ningún crimen más que el de entrar sin permiso en búsqueda de una mejor vida?

En muchas maneras, ellos son tan parecidos a nosotros. Son tan parecidos a nuestros ancestros, quienes inmigraron a este país y encontraron una manera de quedarse. Ellos merecen algo mejor. Ellos merecen misericordia. Ellos no merecen ser llamados “ilegales”. Ellos merecen ser llamados “vecinos”. No sólo será mejor para ellos si escogemos este camino, será mejor para el resto de nosotros.

Por: Roger McCrummen
The McCrummen Immigration Law Group, LLC

I Like Cory Monteith


I liked Cory Monteith  (Yes, I sometimes watch GLEE).  Cory was the nice guy named Finn Hudson on the popular TV show set around a High School Glee Club.   He always projected this nice guy, somewhat naïve, football quarterback persona.  In real life, he was a talented actor and singer, even though he had no formal singing training.  He also had a drug problem and recently he was found dead as a result of a drug overdose at the too young age of 31.  He had been in drug rehab several times, most recently in April this year.  He was beloved by fans. 
Tributes to Cory Monteith, aka Finn Hudson, abounded in the press and social media after his death.  I have this bad habit of reading the comments to the articles I read online.  Many of them are insanely stupid and written under pseudonyms, I assume, so that the writers do not have to list their own real names and have the world observe how biased and uninformed they really are.  Some of the meanest things I’ve ever seen written were reader responses to news items online.

In the case of Cory Monteith, however, I saw nothing but praise and a sense of tragic loss for such a talented young life.  I expected at least one snarky comment, but there were none.  No one said, “he got what he deserved because of using drugs.” No one said he belonged in jail because of “breaking the law and using illegal substances.” But he had committed crimes.  He had acted knowing the possible consequences of his behavior, but we overlooked that because we loved Finn.
Contrast that with the reader comments you get whenever there is an article about immigration.  There is an almost total lack of sympathy for persons in the United States without legal authorization.  No punishment for this predicament is apparently too much.  People routinely comment that unauthorized immigrants should be lined up and shot (or shot from helicopters like feral hogs as one legislator put it), that they should face permanent banishment from the United States and their families, that they are a drain on our society, are selfish takers with no rights to claims under the law or to even human dignity.  Even immigrants brought here as children (the “Dreamers”) are not exempt from the vitriol displayed online.

In one case a year or so ago, a girl in the northwest was brought here as a child, taken from her parents by the state and put into foster care, and eventually adopted by a U.S. citizen family.  The adoption was done legally, but the family failed to file papers with the immigration service to fix the status of the little girl.  They had even asked the immigration service at the time if they needed to file anything else, and were told “no.” 
Honestly, these are very complicated laws and even the agencies entrusted to enforce them often get it wrong.  So the parents relied on that and assumed their adopted girl was a U.S. citizen.  She also grew up believing she was a U.S. citizen -- until it became time for her to apply for her first driver’s license and realized that she did not have a U.S. birth certificate.  Moreover the immigration service decided that she was not authorized to be here and should be deported back to a country that she did not know and whose language she did not speak.

Upon hearing this tragic story, an acquaintance on Facebook posted that it was good that the immigration service was finally doing its job by deporting her.  I responded that it was not the job of any U.S. agency to separate innocent children from their families.  And I was accused of (and I have often been accused since then) not giving due regard to the law, even though I am a lawyer. 
In my heart I’m asking, “Where’s the pity for this poor child and her family?”  When we point out that she did nothing wrong, we’re told that it is unfortunate that she has to suffer the consequences of her parents’ negligence, but the law must be upheld.  If we don’t punish her, other immigrants will be emboldened to do the same thing.  Inspector Javier from Les Miserables would have been proud.

So I wonder, how we can be so forgiving and nonjudgmental of actor Cory Monteith, whom we apparently did not know very well, and can be so unforgiving to our neighbors trying to get by like the rest of us?  These people live among us, work among us, worship with us.  They have become part of the fabric of our society.  Over half of the people that are here without authorization have been here 10 years or more.  A very large percentage of them live in mixed status homes – that is, at least one of the family members is here without authorization, but others within the family unit are U.S. citizens. 
Surely, there is a better solution than continuing to deport some 400,000 persons every year, most of whom are not criminals.  Last year about 80,000 parents of U.S. citizens were deported from the U.S.  It’s a humanitarian crisis of large proportions, but ignored by so many who dismiss them simply because they are “illegal.” The law may say this is required, but that does not mean that it is what is good for the U.S.

There are so many ways that a path to legalization makes good economic and moral sense for the U.S., but I do not intend to address all of those in this blog.  Instead I want to ask, why do we so easily overlook the faults of someone like Cory Monteith, and so stridently want to punish the strangers among us, most of whom have committed no crime other than entering without permission to pursue a better life? 
In many ways, they’re just like us.  They’re just like our ancestors who immigrated to this country and found a way to stay.  They deserve better.  They deserve mercy.  They don’t deserve to be called “illegals.” They deserve to be called “neighbors.”  Not only will it be better for them if we choose this path; it will be better for the rest of us.

By: Roger McCrummen
McCrummen Immigration Law Group, LLC